Capítulo 6 – Sakskobing – Estocolmo

El 19 de junio, como no podía ser de otra manera, madrugamos y a las 7.30 ya estábamos desayunados, con el campamento recogido y a lomos de nuestra monturas rumbo a Copenhague, a donde llegamos en poco más de una hora. Lo de las bicicletas lo sabíamos, pero lo que nos sorprendió es que… ¡aquí no hay motos! Teníamos un parking «fichado» muy cerca de La Sirenita, pero al llegar, nos encontramos con que tenía la entrada prohibida a motos. Lo peor, es que estuvimos dando vueltas buscando un hueco pero sin suerte. Muy pocas plazas y las que había, estaban ocupadas. A final las pudimos dejar en un lugar de dudosa legalidad, pero donde había algunos vehículos más, así que «donde fueres, haz lo que vieres».

Cruzando el puente Farøbroerne

Bicicletas por todas partes… bienvenidos a Copenhague

Una vez amarrados los cascos, nos dirigimos al Kastellet y de ahí, a la obligada parada de La Sirenita, donde por suerte, apenas había cinco o seis personas más, lo que nos permitió verla sin agobios y muy de cerquita. De ahí fuimos andando hasta el Nyhavn (Nuevo Puerto de Copenhague) a disfrutar de la vista más típica de la ciudad.

Antes de entrar al Kastellet

Con la Sirenita

Bonitos lugares de Copenhague. Al fondo, Fuente de Gefion y la Iglesia de St Alban.

En el Puerto Nuevo de Copenhague

Después de haber llenado las maletas con comida para el día, seguimos camino. ¡Aún nos quedan más de 600 kilómetros hasta Estocolmo!

Al poco de salir, lo mejor del día. Cruzar el puente Malmo-Oresund es toda una experiencia. Primero, un túnel submarino y kilométrico, y al salir, te esperan unos impresionantes pilares de más de 200 metros de altura que se pierden el en cielo y a los que cuesta quitar la mirada mientras los cruzas. Habíamos leído que el viento podría ser incómodo y hasta peligroso, pero la verdad es que no molestó para nada.

Puente Malmo-Oresund

Después de una parada para comernos un perrito caliente en una gasolinera, localizamos camping y reanudamos camino.

A las 20.00 horas llegamos al camping y… ¡aún había personal! Ya estaban cerrando, pero esperaron unos minutos por nosotros, y menos mal, porque en este todo funcionaba a base de códigos que te daban en recepción. Además, un camping espectacular, con un precioso lago y unas vistas impresionantes. ¡Hasta vimos unos ciervos saltando a lo lejos! Poco a poco, el viaje se estaba poniendo más interesante.

¡Hasta mañana!

Hasta la autopista es bonita en Suecia

Farstanäs Camping & Havsbad: ¡Espectacular!

Foto tomada a las 23.30 horas. Se notaba ya el frío, y también, las noches cada vez más claras.

Capítulo 5 – Roetgen – Sakskobing
Capítulo 7 – Estocolmo – Nydala

No Comments

Post a Comment