Capítulo 5 – Orange – Sallanches
Día 11 de junio –
…y llegó la lluvia. La estadística nos daba unos 5 días de lluvia durante el viaje, y algún día tenía que tocar. Por suerte, solo hubo algunos momentos de lluvia moderada. Casi todo el día fue débil, aunque no paró en toda la ruta. La ruta en principio no era muy larga en kilómetros (unos 400), pero sí era muy lenta, por lo que estuvimos algo más de 7 horas rodando este día.
Eso sí, una ruta preciosa, bordeando los Alpes franceses todo el camino. La primera «parada técnica» la hicimos en Rochegude, un pequeño pueblo muy francés. Como curiosidad, pedimos café para desayunar y algo de comer, pero nos enviaron a la panadería / dulcería del pueblo, que estaba al lado. Muy bien para no hacerse competencia en un lugar tan pequeño. Así que nos trajimos el pan y los cruasanes desde allí, desayunamos y partimos hacia Chambery.
Nos paramos para ver el impresionante puente sobre el «lago» que forma el río Isere en Saint-Nazaire-en-Royans y estirar un poco las piernas.
En Voreppe llovía con algo más de intensidad, así que aprovechamos para parar a comer. Después, seguimos sin parar hasta Chambery, donde por fin la lluvia pasó a ser testimonial. Nos gustó que se pudiera aparcar en zona azul gratuitamente durante una hora. Tuvimos tiempo suficiente para pasear por el casco antiguo y ver algunos de sus principales monumentos.
Para salir de allí cogimos un pequeño atasco que nos retrasó unos 20 minutos. Al salir del mismo paramos a comprar provisiones, y mientras lo hacíamos comentamos lo muertos que íbamos ya, así que decidimos llegar solo hasta Sallanches, que nos hacía recortar la ruta en unos 20 minutos.
Llegamos a Ugines, la última para antes de llegar al hotel. Nos quedaba pasar un túnel, unas cuantas curvas, ¡y en 50 minutos estaríamos en el destino! …o eso pensábamos nosotros.
Tras el descanso, salimos hacia Sallanches y… ¡túnel cortado! Desvío por el Col de (no recuerdo el nombre). Se hace de noche mientras ascendemos, y para empeorar las cosas, vuelve a llover de forma moderada, por una carretera llena de curvas de 180º, parches de asfalto liso,… un pesadilla, aunque según diría Abel más tarde, ¡eso forma parte de la aventura!
Llegamos al hotel sobre las 22.00 horas que previamente habíamos reservado, pero… ¡solo quedaba una habitación! Tras intentar reclamar lo que pudimos, Jose y Ana se quedaron allí y Abel y yo tuvimos que recorrer otros 2 Kilómetros más para llegar a otro hotel que nos facilitaron.
Un día duro, desde luego. Mañana seguro que será mejor.
Capítulo 4 – Carcasona – Orange
Capítulo 6 – Sallanches – Burgdorf
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