Capítulo 10 – Nauders – Villagi

El día 16 amaneció fresco en el Tirol Austríaco, y nos levantamos con mucha ilusión, ya que nos esperaba una de las etapas míticas del viaje: El Passo dello Stelvio, una de las visitas casi obligadas que todo motero debe hacer al menos una vez en la vida. Y la verdad es que no defraudó.

Hotel Motero Engadin. ¡Muy recomendable!

Saliendo del parking-taller

Última parada antes de comenzar el ascenso.

Tras muchos kilómetros llaneando a través de impresionantes montañas, algunos lagos y bonitos pueblos, comenzamos a ascender. A ratos había tramos «ligeros», pero en general, predominaban curvas muy muy cerradas que enlazaban unas con otras en pocos metros. Al igual que en el Col du Grand Saint-Bernard, el paisaje iba cambiando y la temperatura iba bajando. En pocos minutos, estábamos rodeados de pequeños riachuelos y, cada vez, más nieve, hasta hacerse la dominadora del horizonte.

Algunas curvas del lado Austríaco

Abel y su flamante R850R

Unos posando… otros ajustando la GoPro (¡No dejes de ver e vídeo al final del capítulo!)

Arriba todo era nieve. Última parada antes del Stelvio.

¡Ya queda muy poco!

Durante toda la subida no dejamos de cruzarnos con decenas de motos y ciclistas, que en ese momento me parecían super héroes. ¡Hasta en moto cansa subir hasta los 2.757 metros del puerto!

Una vez arriba, nos sentimos embriagados por el ambiente motero (y ciclista). Algunos no nos pudimos resistir a comprar camisetas y pegatinas. Era incesante el pasar de motos, trail, touring, racing,… no importaba la montura que llevaras. Allí eras bien recibido.

Conocimos allí a Vicente, otro viajero motero que llevaba ya unos 8000 Km. por Europa y con intercambiamos anécdotas de nuestros viajes. Hubo tan buena sintonía que nos acompañó gran parte del día.

Tras comer una especie de perrito caliente a lo bestia que servían allí, comenzamos la bajada por el lado italiano… ¡qué pasada! ¡Menudas vistas! Además, la carretera algo más rápida, aunque eran tal la cantidad de tráfico que bajaba que tampoco podías ir muy alegre.

Con la gorra de la Asociación Pan European en el Stelvio

Aún nos falta un país del mapa… y otro más…

La alegría de recuperar fuerzas.

La dieta del Stelvio

¡Estamos aquí! Los Per&Kens con Vicente Sala

Los diez grados que había arriba poco a poco fueron ascendiendo, hasta llegar a 30 grados, lo que nos hacía tener más ganas de llegar a nuestro siguiente destino: El Lago Como. Nos llamó la atención una larguísima recta interminable y lenta por el tráfico, entre Madona de Tirano y Morbegno. ¡Unos 52 kilómetros sin curvas! Y no olvides los 30 grados… Tras un par de paradas con helado incluido, llegamos al Lago, donde nos dimos un merecido y refrescante baño. ¡No daban ganas de salir del agua! Y eso que estaba muy muy fresquita.

Para para el helado y… ¡seguimos!

¡Un buen baño en el Lago Como!

Felices por estar más frescos (Unos más que otros)

¿Para ir al Lago Maggiore? ¿Derecha o izquierda?

Después de despedirnos de Vicente, partimos hacia nuestra siguiente parada, el Lago di Lugano. Aquí solo paramos para disfrutar de las vistas. Cruzamos algunos túneles, después de una hora de camino, ya estábamos en el Lago Maggiore. ¡Y volvimos al agua! Un baño espectacular en un lugar maravilloso, que además coincidía con la puesta de Sol. ¡No se puede pedir más!

Lago di Lugano

¡Último baño del día! Habrá más por el camino.

El Lago Maggiore, un lugar espectacular.

Poco antes del anochecer, partimos hacia Villagi, al sur del lago, donde ya habíamos reservado hotel. ¿Y qué podíamos cenar en nuestra primera noche en Italia? ¡Marchando Pizzas para cuatro!

Hoy las monturas duermen junto a nuestra ventana.

¡Ricas pizzas!

 

Capítulo 9 – Nehren – Nauders

Capítulo 11 – Villagi – Niza

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