Capítulo 3 – Burgos – Saint-Épain
Cuando aún todo el mundo dormía, nos levantamos y comenzamos a recoger el campamento. Bueno, todos no dormían. Unos vecinos que teníamos en caravana nos invitaron a café. Nosotros les correspondimos con unos frutos secos Isola, que nos acompañaron durante todo el viaje, y de hecho, nos sobraron algunos kilos.

Preparados para salir
Poco antes de llegar a San Sebastián a la moto de Abraham comenzó a salirle un humo extraño… Al acercarme un poco, vi que se le estaba derritiendo una de las mochilas. Se había aflojado y había caído sobre la salida del tubo de escape. A los pocos metros, logramos parar en el arcén de la autopista. Abraham rápidamente abrió la mochila y sacó ¡una bombonita de butano! Estaba hinchada y apunto de explotar, por lo que rápidamente, la lanzó lejos de nosotros. Afortunadamente, todo quedó en un susto y a partir de ahora, iríamos más pendientes de atar bien las cosas.

Una bonita estampa por el camino, aún en España

Momento «bombonita»

Ahí quedó la bombonita. Lo sentimos, pero a donde llegó, no fuimos capaces de llegar para recuperarla. ¡Mira qué hinchada está!
Al llegar a San Sebastián, aprovechamos para echar gasolina «barata» antes de cruzar a Francia.

La última gasolina «barata»
Ya en Francia, paramos para comer en un área de descanso y luego continuamos rumbo hacia París. En la primera parada para repostar, ya nos encontramos con la gasolina a casi 2€, y con las caras autopistas de peaje, obligadas si quieres atravesar el país en el menor tiempo posible.
Pasado Burdeos, paramos para comer,… y comenzó a llover de manera fuerte. Aunque lo mejor hubiera sido parar, decidimos coger autopista e ir a 130 km/h. La visibilidad era muy baja, pero lo vimos más seguro que ir despacio por la atestada autopista.
Tras tres horas de autopista y lluvia intensa, llegamos al Camping Le Bois Fleuri en Touraine. Muy cerca de la autopista y, sin embargo, en un lugar idílico, lleno de vegetación, verdes praderas y vacas pastando. Afortunadamente, tenían cabañas libres para pasar la noche libres de lluvia.

¡Llegada al camping!
Después de una cena calentita, con sobres traídos desde Tenerife, tocaba descansar. ¡Habíamos hecho más de 800 kilómetros ese día!

Un camping con preciosas vistas
Capítulo 2 – Huelva – Burgos
Capítulo 4 – Saint Épain – Roetgen
No Comments