Capítulo 12 – Niza – Béziers

El día 18 de junio se preveía muy duro por la gran cantidad de horas que íbamos a pasar sobre la moto y el intenso calor de hasta 34 grados. La idea inicial era visitar Nimes, ya que a la ida no nos dio tiempo de parar debido a la gran cantidad de coches que había, y luego, hacer noche en Béziers.

Ya de salida, comenzamos con algo de agobio debido a los atascos de Niza. Enlatados apelotonados aquí y allá, con pasos muy estrechos para pasar con motos y maletas. Salías de un atasco y al poco rato, te metías en otro, y con la temperatura subiendo poco a poco. Finalmente llegamos al primer destino del día: El precioso pueblo de Grasse, uno de los más bonitos de Francia. Todo un placer pasear por sus calles y visitar algunos de sus monumentos. Además, nos encontramos con un homenaje a los caídos en la I Guerra Mundial. Después de desayunar, proseguimos el viaje.

Homenaje a los caídos en la I Guerra Mundial

Calles de Grasse

Desayunando al fresquito

Monumento a los caídos en la I Guerra Mundial

Catedral de Notre Dame en Grasse

Al salir, la autopista de peaje… interminable… La mayoría de paradas hoy fueron en estaciones de servicio, con su bendito aire acondicionado y sus helados… No daban ganas de salir.

Llegamos a Arlés a la hora de comer. Una ciudad que no teníamos previsto visitar y que, una vez más, nos dejó sorprendidos por lo conservados que tenían sus monumentos romanos. Nada que envidiar a Nimes.

Retomando fuerzas en Arlés

Teatro romano

Ciudad romana

Arena de Arlés

Arena de Arlés

Arena de Arlés

Teatro romano

Plaza de la República

Yo una vez tuve una FJ1200…

Tras reponer fuerzas, viendo que ya teníamos cultura romana suficiente por un día y que ya pasábamos de largo los 30 grados, decidimos salirnos de la autopista de peajes y no entrar en Nimes, para seguir hacia la estrella del día: El Puente del Diablo de Saint Jean de Fos. Lo peor es que, una vez más, nos cogió algo de atasco, y eso que solo «rozamos» la ciudad de Nimes. La siguiente parada fue en Carnon, una especie de isla en la costa, convertida en una zona muy turística, llena de hoteles y puertos deportivos.

Puerto deportivo en Carnon

Tras esta última parada, llegamos por fin al Puente del Diablo. ¡Qué maravilla! Una joya en medio de la nada. Paz, tranquilidad, naturaleza, aguas cristalinas… un merecido premio para un día bastante duro. Allí nos quedamos algunas horas, hasta que se puso el Sol.

Panorámica del Puente del Diablo

El Puente del Diablo

El Puente del Diablo

¡Un merecido baño!

Una vez secos, tomamos rumbo a Béziers, ciudad que ya habíamos visitado hacía unos días. Tras guardar las motos en el garaje y ducharnos, salimos a cenar, pero, ¡en Europa se cierra temprano! Lo único que encontramos abierto fue un supermercado que, curiosamente, traía productos de Mercadona desde España.

Béziers, de noche

Béziers, de noche

Así que, a descansar, que mañana volveremos a España.

Capítulo 11 – Villagi – Niza

Capítulo 13 – Béziers – Vielha

 

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