Capítulo 2 – Huelva – Zaragoza
El 7 de junio llegamos a Sevilla por la tarde, y tras un corto paseo, nos dirigimos a la Plaza de Armas a coger la guagua que nos llevaría a Huelva, donde solo nos dio tiempo de cenar algo e irnos a dormir. El sábado iba a ser un día muy duro…
El plan era claro: Atravesar la Península lo más rápido posible, sin exceder los límites de velocidad, para llegar cuanto antes a los Pirineos. Estábamos tan seguros de lograrlo que reservamos el hotel y el parking en Zaragoza con antelación.
Cuando llegamos al Puerto de Huelva, sobre las 8.30 horas, ya las motos estaban en tierra, y el encargado se mostró agradecido de que nos lleváramos las monturas tan temprano y así quitarse la responsabilidad. Después de pertrecharnos con chaquetas, guantes y casco y hacernos la primera foto de la aventura, partimos.
Tan seguros estábamos de que íbamos a aguantar los más de 1000 Km. que teníamos por delante, que ni siquiera escogimos la ruta más corta. Preferimos ir por Córdoba y hacer algo de turismo por el camino. De esta manera, la primera parte de la jornada fue la más entretenida.
Después de 150 Km., llegamos a Carmona, donde hicimos la primera parada e hicimos un brunch.
La siguiente parada fue Córdoba, donde el calor peninsular ya nos daría la bienvenida y nos acompañaría todo el día, con temperaturas de entre 30 y 34 grados. Paramos para ver la Mezquita de Córdoba y el Puente Romano, y ya mirando el reloj, partimos hacia Zaragoza, sin más paradas que en las gasolineras. Un día muy muy duro y además, por una aburrida, calurosa e interminable autopista.
Llegamos de noche a Zaragoza, muy molidos aunque aliviados sabiendo que no iban a haber más etapas tan duras como estas. En total hicimos algo más de 1000 kilómetros. ¡Nada mal para comenzar!
Terminamos de cenar a las 23.30. El objetivo de acostarnos temprano para descansar bien nos iba a costar mucho cumplirlo… Pero eso te lo iré contando más adelante.
Capítulo 3 – Zaragoza – Carcasona
Alicia
mayo 20, 2021 at 7:27 amNo lo pensé, pero me da una envidia sana. La sensación de libertad, conducir con el aire de frente y esas carreteras flanqueadas de adelfas. ¡Además, hasta entraron en una catedral! 😉
Per&Kens
mayo 20, 2021 at 7:52 amLa verdad es que es una manera de viajar que engancha mucho. Esperamos volver pronto.